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Lo de las casas y las villas en el parque no es de ahora. Lo del relax y la paz en el parque no es de ahora. Tal vez, lo que sí que es de ahora, sea el turismo. Pero porque, con el turismo, hemos descubierto la forma de disfrutar, no ya del paisaje, sino también de la historia del aprovechamiento de este paisaje. Y, en ese aprovechamiento, ya había villas, cortijos e historias en los cortijos. ¡Y qué historias! Algunas hasta inmortalizadas en el teatro y el cine…

El Cortijo del Fraile es un lugar que tenéis que conocer sí o sí. Si os gusta la historia, o las historias… Si os gusta la literatura, la fotografía o el senderismo, este espacio tiene cábida en vuestros planes.

Edificado en el S.XVIII por frailes dominicos, cuenta con capilla, alcobas, salones, granero, horno, cuadras, chiqueros y aljibe, conformándose como un gran ejemplo de las viviendas que se levantaban en el parque para explotar sus oportunidades, para sacarle rendimiento a estos parajes.

En 1928 fue el lugar en el que una boda amañana se convirtió en un intento de fuga con baño de sangre. Paca la coja quiso huir con el amor de su vida pero su hermana y su cuñado lo impidieron a tiros. Hoy es una ruina que, mientras se decide a renacer, inspira ensoñaciones tétricas de tan oscuro capítulo de su historia.

Dar un paseíto por su incomparable entorno para, cobijados posteriormente al amparo de su fotogénica fachada principal, leer (completa o en parte) las obras “bodas de sangre” de Federico Garcia Lorca o “Puñal de claveles” de Carmen de Burgos (Colombine) son una buena apuesta para disfrutar del lugar.

Y luego, de vuelta a nuestras villas, a vuestra casa, comentar la experiencia con una botella de vino y la piscina a mano, es un fin de fiestas insuperable…